Thursday, April 16, 2009

Segundo y Tercer mandamiento del Decalogo

A continuación comparto algo del catecismo de la Iglesia Católica para aportar alguito a mis "tags de Apologetica"

Me gusto leer acerca de "El nombre cristiano" y acerca del dia del Señor!



TERCERA PARTE
LA VIDA EN CRISTO

SEGUNDA SECCIÓN
LOS DIEZ MANDAMIENTOS

CAPÍTULO PRIMERO
«AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN,
CON TODA TU ALMA Y CON TODAS TUS FUERZAS»

ARTÍCULO 2
EL SEGUNDO MANDAMIENTO

«No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios» (Ex 20, 7; Dt 5, 11).

«Se dijo a los antepasados: “No perjurarás”... Pues yo os digo que no juréis en modo alguno» (Mt 5, 33-34).

I El nombre del Señor es santo

2142 El segundo mandamiento prescribe respetar el nombre del Señor. Pertenece, como el primer mandamiento, a la virtud de la religión y regula más particularmente el uso de nuestra palabra en las cosas santas.

2143 Entre todas las palabras de la revelación hay una, singular, que es la revelación de su Nombre. Dios confía su Nombre a los que creen en El; se revela a ellos en su misterio personal. El don del Nombre pertenece al orden de la confidencia y la intimidad. ‘El nombre del Señor es santo’. Por eso el hombre no puede usar mal de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración amorosa (cf Za 2, 17). No lo empleará en sus propias palabras, sino para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo (cf Sal 29, 2; 96, 2; 113, 1-2).

2144 “La deferencia respecto a su Nombre expresa la que es debida al misterio de Dios mismo y a toda la realidad sagrada que evoca. El sentido de lo sagrado pertenece a la virtud de la religión:

Los sentimientos de temor y de ‘lo sagrado’ ¿son sentimientos cristianos o no? Nadie puede dudar razonablemente de ello. Son los sentimientos que tendríamos, y en un grado intenso, si tuviésemos la visión del Dios soberano. Son los sentimientos que tendríamos si verificásemos su presencia. En la medida en que creemos que está presente, debemos tenerlos. No tenerlos es no verificar, no creer que está presente. (Newman, par. 5, 2).

2145 El fiel cristiano debe dar testimonio del nombre del Señor confesando su fe sin ceder al temor (cf Mt 10, 32; 1 Tm 6, 12). La predicación y la catequesis deben estar penetradas de adoración y de respeto hacia el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.

2146 El segundo mandamiento prohíbe abusar del nombre de Dios, es decir, todo uso inconveniente del nombre de Dios, de Jesucristo, de la Virgen María y de todos los santos.

2147 Las promesas hechas a otro en nombre de Dios comprometen el honor, la fidelidad, la veracidad y la autoridad divinas. Deben ser respetadas en justicia. Ser infiel a ellas es abusar del nombre de Dios y, en cierta manera, hacer de Dios un mentiroso (cf 1 Jn 1, 10).

2148 La blasfemia se opone directamente al segundo mandamiento. Consiste en proferir contra Dios -interior o exteriormente- palabras de odio, de reproche, de desafío; en injuriar a Dios, faltarle al respeto en las expresiones, en abusar del nombre de Dios. Santiago reprueba a ‘los que blasfeman el hermoso Nombre (de Jesús) que ha sido invocado sobre ellos’ (St 2, 7). La prohibición de la blasfemia se extiende a las palabras contra la Iglesia de Cristo, los santos y las cosas sagradas. Es también blasfemo recurrir al nombre de Dios para justificar prácticas criminales, reducir pueblos a servidumbre, torturar o dar muerte. El abuso del nombre de Dios para cometer un crimen provoca el rechazo de la religión.

La blasfemia es contraria al respeto debido a Dios y a su santo nombre. Es de suyo un pecado grave (cf CIC can. 1396).

2149 Las palabras mal sonantes que emplean el nombre de Dios sin intención de blasfemar son una falta de respeto hacia el Señor. El segundo mandamiento prohíbe también el uso mágico del Nombre divino.

El Nombre de Dios es grande allí donde se pronuncia con el respeto debido a su grandeza y a su Majestad. El nombre de Dios es santo allí donde se le nombra con veneración y temor de ofenderle (S. Agustín, serm. Dom. 2, 45, 19).

II Tomar el nombre del Señor en vano

2150 El segundo mandamiento prohíbe el juramento en falso. Hacer juramento o jurar es tomar a Dios por testigo de lo que se afirma. Es invocar la veracidad divina como garantía de la propia veracidad. El juramento compromete el nombre del Señor. ‘Al Señor tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás’ (Dt 6, 13).

2151 La reprobación del juramento en falso es un deber para con Dios. Como Creador y Señor, Dios es la norma de toda verdad. La palabra humana está de acuerdo o en oposición con Dios que es la Verdad misma. El juramento, cuando es veraz y legítimo, pone de relieve la relación de la palabra humana con la verdad de Dios. El falso juramento invoca a Dios como testigo de una mentira.

2152 Es perjuro quien, bajo juramento, hace una promesa que no tiene intención de cumplir, o que, después de haber prometido bajo juramento, no mantiene. El perjurio constituye una grave falta de respeto hacia el Señor que es dueño de toda palabra. Comprometerse mediante juramento a hacer una obra mala es contrario a la santidad del Nombre divino.

2153 Jesús expuso el segundo mandamiento en el Sermón de la Montaña: ‘Habéis oído que se dijo a los antepasados: «no perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos». Pues yo os digo que no juréis en modo alguno... sea vuestro lenguaje: «sí, sí»; «no, no»: que lo que pasa de aquí viene del Maligno’ (Mt 5, 33-34.37; cf St 5, 12). Jesús enseña que todo juramento implica una referencia a Dios y que la presencia de Dios y de su verdad debe ser honrada en toda palabra. La discreción del recurso a Dios al hablar va unida a la atención respetuosa a su presencia, reconocida o menospreciada en cada una de nuestras afirmaciones.

2154 Siguiendo a san Pablo (cf 2 Co 1, 23; Ga 1, 20), la tradición de la Iglesia ha comprendido las palabras de Jesús en el sentido de que no se oponen al juramento cuando éste se hace por una causa grave y justa [por ejemplo, ante el tribunal]. ‘El juramento, es decir, la invocación del Nombre de Dios como testigo de la verdad, sólo puede prestarse con verdad, con sensatez y con justicia’ (CIC can. 1199, 1).

2155 La santidad del nombre divino exige no recurrir a él por motivos fútiles, y no prestar juramento en circunstancias que pudieran hacerlo interpretar como una aprobación de una autoridad que lo exigiese injustamente. Cuando el juramento es exigido por autoridades civiles ilegítimas, puede ser rehusado. Debe serlo, cuando es impuesto con fines contrarios a la dignidad de las personas o a la comunión de la Iglesia.

III El nombre cristiano

2156 El sacramento del Bautismo es conferido ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’ (Mt 28,19). En el bautismo, el nombre del Señor santifica al hombre, y el cristiano recibe su nombre en la Iglesia. Puede ser el nombre de un santo, es decir, de un discípulo que vivió una vida de fidelidad ejemplar a su Señor. Al ser puesto bajo el patrocinio de un santo, se ofrece al cristiano un modelo de caridad y se le asegura su intercesión. El ‘nombre de bautismo’ puede expresar también un misterio cristiano o una virtud cristiana. ‘Procuren los padres, los padrinos y el párroco que no se imponga un nombre ajeno al sentir cristiano’ (CIC can. 855).

2157 El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén’. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades.

2158 Dios llama a cada uno por su nombre (cf Is 43, 1; Jn 10, 3). El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva.

2159 El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz. ‘Al vencedor... le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe’ (Ap 2, 17). ‘Miré entonces y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre’ (Ap 14, 1).

Resumen

2160 ‘Señor, Dios Nuestro, ¡qué admirable es tu nombre por toda la tierra!’ (Sal 8, 2).

2161 El segundo mandamiento prescribe respetar el nombre del Señor. El nombre del Señor es santo.

2162 El segundo mandamiento prohíbe todo uso inconveniente del nombre de Dios. La blasfemia consiste en usar de una manera injuriosa el nombre de Dios, de Jesucristo, de la Virgen María y de los santos.

2163 El juramento en falso invoca a Dios como testigo de una mentira. El perjurio es una falta grave contra el Señor, que es siempre fiel a sus promesas.

2164 ‘No jurar ni por Criador ni por criatura, si no fuere con verdad, necesidad y reverencia’ (S. Ignacio de Loyola, ex. spir. 38).

2165 En el Bautismo, la Iglesia da un nombre al cristiano. Los padres, los padrinos y el párroco deben procurar que se dé un nombre cristiano al que es bautizado. El patrocinio de un santo ofrece un modelo de caridad y asegura su intercesión.

2166 El cristiano comienza sus oraciones y sus acciones haciendo la señal de la cruz ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén’.

2167 Dios llama a cada uno por su nombre (cf Is 43, 1).

ARTÍCULO 3
EL TERCER MANDAMIENTO

«Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo» (Ex 20, 8-10; cf Dt 5, 12-15).

«El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es Señor del sábado» (Mc 2, 27-28).

I El día del sábado

2168 El tercer mandamiento del Decálogo proclama la santidad del sábado: ‘El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor’ (Ex 31, 15).

2169 La Escritura hace a este propósito memoria de la creación: ‘Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado’ (Ex 20, 11).

2170 La Escritura ve también en el día del Señor un memorial de la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto: ‘Acuérdate de que fuiste esclavo en el país de Egipto y de que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado’ (Dt 5, 15).

2171 Dios confió a Israel el sábado para que lo guardara como signo de la alianza inquebrantable (cf Ex 31, 16). El sábado es para el Señor, santamente reservado a la alabanza de Dios, de su obra de creación y de sus acciones salvíficas en favor de Israel.

2172 La acción de Dios es el modelo de la acción humana. Si Dios ‘tomó respiro’ el día séptimo (Ex 31, 17), también el hombre debe ‘descansar’ y hacer que los demás, sobre todo los pobres, ‘recobren aliento’ (Ex 23, 12). El sábado interrumpe los trabajos cotidianos y concede un respiro. Es un día de protesta contra las servidumbres del trabajo y el culto al dinero (cf Ne 13, 15-22; 2 Cro 36, 21).

2173 El Evangelio relata numerosos incidentes en que Jesús fue acusado de quebrantar la ley del sábado. Pero Jesús nunca falta a la santidad de este día (cf Mc 1, 21; Jn 9, 16), sino que con autoridad da la interpretación auténtica de esta ley: ‘El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado’ (Mc 2, 27). Con compasión, Cristo proclama que ‘es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla’ (Mc 3, 4). El sábado es el día del Señor de las misericordias y del honor de Dios (cf Mt 12, 5; Jn 7, 23). ‘El Hijo del hombre es Señor del sábado’ (Mc 2, 28).

II El día del Señor

¡Este es el día que ha hecho el Señor, exultemos y gocémonos en él! (Sal 118, 24).

El día de la Resurrección: la nueva creación

2174 Jesús resucitó de entre los muertos ‘el primer día de la semana’ (Mt 28, 1; Mc 16, 2; Lc 24, 1; Jn 20, 1). En cuanto es el ‘primer día’, el día de la Resurrección de Cristo recuerda la primera creación. En cuanto es el ‘octavo día’, que sigue al sábado (cf Mc 16, 1); Mt 28, 1), significa la nueva creación inaugurada con la resurrección de Cristo. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor (‘Hè kyriakè hèmera’, ‘dies dominica’), el ‘domingo’:

Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día (después del sábado judío, pero también el primer día), en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos (S. Justino, Apol. 1,67).

El domingo, plenitud del sábado

2175 El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios. Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo (cf 1 o 10, 11):

Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por El y por su muerte. (S. Ignacio de Antioquía, Magn. 9, 1).

2176 La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del hombre, de ‘dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su bondad universal hacia los hombres’ (S. Tomás de A., s. th. 2-2, 122, 4). El culto dominical realiza el precepto moral de la Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo.

La Eucaristía dominical

2177 La celebración dominical del día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. ‘El domingo, en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto’ (CIC can. 1246, 1).

"Igualmente deben observarse los días de Navidad, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, todos los Santos" (CIC can. 1246, 1).

2178 Esta práctica de la asamblea cristiana se remonta a los comienzos de la edad apostólica (cf Hch 2, 42-46; 1 Co 11, 17). La carta a los Hebreos dice: ‘No abandonéis vuestra asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animaos mutuamente’ (Hb 10, 25).

La tradición conserva el recuerdo de una exhortación siempre actual: ‘Venir temprano a la iglesia, acercarse al Señor y confesar sus pecados, arrepentirse en la oración... Asistir a la sagrada y divina liturgia, acabar su oración y no marcharse antes de la despedida... Lo hemos dicho con frecuencia: este día os es dado para la oración y el descanso. Es el día que ha hecho el Señor. En él exultamos y nos gozamos. (Autor anónimo, serm. dom.).

2179 ‘La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio’ (CIC can. 515, 1). Es el lugar donde todos los fieles pueden reunirse para la celebración dominical de la Eucaristía. La parroquia inicia al pueblo cristiano en la expresión ordinaria de la vida litúrgica, le congrega en esta celebración; le enseña la doctrina salvífica de Cristo. Practica la caridad del Señor en obras buenas y fraternas:

No puedes orar en casa como en la iglesia, donde son muchos los reunidos, donde el grito de todos se eleva a Dios como desde un solo corazón. Hay en ella algo más: la unión de los espíritus, la armonía de las almas, el vínculo de la caridad, las oraciones de los sacerdotes. (S. Juan Crisóstomo, incomprehens. 3, 6).

La obligación del domingo

2180 El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: ‘El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la misa’ (CIC can. 1247). ‘Cumple el precepto de participar en la misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde’ (CIC can. 1248, 1).

2181 La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria [por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños] o dispensados por su pastor propio (cf CIC can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.”

2182 La participación en la celebración común de la Eucaristía dominical es un testimonio de pertenencia y de fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Los fieles proclaman así su comunión en la fe y la caridad. Testimonian a la vez la santidad de Dios y su esperanza de la salvación. Se reconfortan mutuamente, guiados por el Espíritu Santo.

2183 ‘Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la celebración eucarística, se recomienda vivamente que los fieles participen en la liturgia de la palabra, si ésta se celebra en la iglesia parroquial o en otro lugar sagrado conforme a lo prescrito por el obispo diocesano, o permanezcan en oración durante un tiempo conveniente, solos o en familia, o, si es oportuno, en grupos de familias’ (CIC can. 1248, 2).

Día de gracia y de descanso

2184 Así como Dios ‘cesó el día séptimo de toda la tarea que había hecho’ (Gn 2, 2), así también la vida humana sigue un ritmo de trabajo y descanso. La institución del día del Señor contribuye a que todos disfruten del tiempo de descanso y de solaz suficiente que les permita cultivar su vida familiar, cultural, social y religiosa (cf GS 67, 3).

2185 Durante el domingo y las otras fiestas de precepto, los fieles se abstendrán de entregarse a trabajos o actividades que impidan el culto debido a Dios, la alegría propia del día del Señor, la práctica de las obras de misericordia, el descanso necesario del espíritu y del cuerpo. Las necesidades familiares o una gran utilidad social constituyen excusas legítimas respecto al precepto del descanso dominical. Los fieles deben cuidar de que legítimas excusas no introduzcan hábitos perjudiciales a la religión, a la vida de familia y a la salud.

El amor de la verdad busca el santo ocio, la necesidad del amor cultiva el justo trabajo. [S. Agustín, civ. 19, 19).

2186 Los cristianos que disponen de tiempo de descanso deben acordarse de sus hermanos que tienen las mismas necesidades y los mismos derechos y no pueden descansar a causa de la pobreza y la miseria. El domingo está tradicionalmente consagrado por la piedad cristiana a obras buenas y a servicios humildes para con los enfermos, débiles y ancianos. Los cristianos deben santificar también el domingo dedicando a su familia el tiempo y los cuidados difíciles de prestar los otros días de la semana. El domingo es un tiempo de reflexión, de silencio, de cultura y de meditación, que favorecen el crecimiento de la vida interior y cristiana.

2187 Santificar los domingos y los días de fiesta exige un esfuerzo común. Cada cristiano debe evitar imponer sin necesidad a otro lo que le impediría guardar el día del Señor. Cuando las costumbres [deportes, restaurantes, etc.] y los compromisos sociales (servicios públicos, etc.) requieren de algunos un trabajo dominical, cada uno tiene la responsabilidad de dedicar un tiempo suficiente al descanso. Los fieles cuidarán con moderación y caridad evitar los excesos y las violencias engendrados a veces por espectáculos multitudinarios. A pesar de las presiones económicas, los poderes públicos deben asegurar a los ciudadanos un tiempo destinado al descanso y al culto divino. Los patronos tienen una obligación análoga con respecto a sus empleados.

2188 En el respeto de la libertad religiosa y del bien común de todos, los cristianos deben esforzarse por obtener el reconocimiento de los domingos y días de fiesta de la Iglesia como días festivos legales. Deben dar a todos un ejemplo público de oración, de respeto y de alegría, y defender sus tradiciones como una contribución preciosa a la vida espiritual de la sociedad humana. Si la legislación del país u otras razones obligan a trabajar el domingo, este día debe ser al menos vivido como el día de nuestra liberación que nos hace participar en esta ‘reunión de fiesta’, en esta ‘asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos’ (Hb 12, 22-23).

Resumen

2189 ‘Guardarás el día del sábado para santificarlo’ (Dt 5, 12). ‘El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor’ (Ex 31, 15).

2190. El sábado, que representaba la coronación de la primera creación, es sustituido por el domingo que recuerda la nueva creación, inaugurada por la resurrección de Cristo.

2191 La Iglesia celebra el día de la Resurrección de Cristo el octavo día, que es llamado con toda razón día del Señor, o domingo.

2192 ‘El domingo ha de observarse en toda la Iglesia como fies ta primordial de precepto‘ (CIC can. 1246, 1). ‘El domingo y las demás fies tas de precepto, losfieles tienen obligación de participar en la misa’(CIC can. 1247).

2193 ‘El domingo y las demás fiestas de precepto... los fieles se abstendrán de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo‘ (CIC can. 1247).

2194 La institución del domingo contribuye a que todos disfruten de un ‘reposo y ocio suficientes para cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa‘ (GS 67, 3).

2195 Todo cristiano debe evitar imponer, sin necesidad, a otro impedimentos para guardar el día del Señor.

Lo que encontré en el Dialogo Monástico Interreligioso

Saludos a mis querido lectores. El deseo que tuve hoy de hacerme sentir la palabra religión, algo mas universal y unificante me llevo a este sitio de internet, el cual esta dedicado al dialogo monastico interreligioso.
En el encontre muchos escritos, el cual comparto hoy, copiado integro del sitio original se titula como sigue "A Comparative Consideration of Types of Meditation".
Aparece en el articulo:
"Report on the Monastic Meeting at Petersham: Dr. Daniel Goleman and Fr. M. Basil Pennington on A comparative consideration of types of meditation" escrito por Sr. Mary L. O'Hara, CSJ
inicia cita "from Bulletin 1, October 1977

A Comparative Consideration of Types of Meditation

The presentation was made by Father Basil Pennington—a monk of commanding presence and encyclopedic learning, of contemplative simplicity and boundless energy.

Christian teachers should teach more by their lives and should make room for the teacher. The best way to bring people to Eastern spirituality is for them to be into their own way and tradition in depth.

Interest in meditation can be seen from the articles appearing these days: “10 Journeys for the Spirit” (New Yorker); “Meditation Without Mystery” D. Goleman (Psychology Today)

It is important to clarify terms when dialoging with the East. Meditation usually means contemplation for Easterners, while contemplation may mean discursive meditation. Any meditative practice has to be part of a life context. This is where a method such as T.M. seems to fall short of practitioners’ long term needs. Can a meditative technique be transposed from one culture to another and be lived in depth? This is a consideration raised by the lives of Dom Dechanet and Abbot Tholens. Does following an Eastern method of prayer mean moving out of the traditional community? What about our vow of stability?

Types of Christian Meditation (4 of many types)

1. Benedictine/Cistercian—Lectio, Meditatio, Oratio, Contemplatio. Faith begins with hearing/reading the word and response to it moves one on to other levels.
2. St. John Cassian—author of the Institutes and Conferences. In the conferences on prayer, Abbot Isaac said the formula for prayer handed down from the fathers was chosen from the words of Scripture, “O God make speed to save me; O Lord make haste to help me.” This was to be used to stay in God’s presence at all times. It should be said at every moment of the day, it should be the last thing you say at night and the first thing you say in the morning.
3. The “Jesus” Prayer. In Eastern Christian tradition it developed from a simple form to a more sophisticated one. It is a prayer of the heart—Hesychasm—quietness. Nicephorus, the Solitary: Attention is repentance, renunciation of sin, turning to God, serenity of mind. It is necessary to seek a teacher who will show from his own sufferings what must be done. To breathe we use our lungs which develop the heart. Breathing in the words of the prayer we bring the prayer to our hearts. Together with the air we force the mind to enter into the heart and stay there and repeat the Jesus prayer. When our lips are silent, desires speak from the breast. We must force the heart to say only the Jesus prayer. St. Gregory of Sinai is considered the greatest teacher of Hesychasm. How shall a man discover or better be discovered by Christ whom he received at baptism? Through the fulfillment of the commandments, or by obedience to the spiritual father in the practice of the memory of God: “Lord Jesus Christ, Son of God, Have mercy on me”. St. Gregory describes the practice: Sit on a low stool 8 inches high, bow low, force the mind into the heart and repeat “Lord Jesus Christ;” after some time switch to the second part of the prayer. Control the breath, breathing slowly and quietly. This practice should always be taught personally and paced for the individual.
4. Cloud of Unknowing—by an unknown 14th Century English author. Sit relaxed and quiet. Prayer is a spontaneous desire springing to God. Center attention on God. It should take only a brief moment to do so. Use a short, meaningful word to do this. Do not strain the mind or the imagination. The word should be repeated internally with no thought or sound. This word should represent the fullness of God.



Discussion Period
We are looking for a way of life, not a method. Jesus never gave a method. He said: I am the way. The truth. His practice, however, gives some clues or ideas as to methods. But it was related to His culture and conditions and so must ours be. His basic experiences, however, were universally valid. He is above all teaching us to enter His inner life of relationship to His father. Can Eastern thought give insight into Christianity? Eastern thought is perhaps necessary to bring mankind to maturity. Jesus freed men from the rigidities of the Rabbinical School. Identification is a stage from which one goes beyond to find one’s own identity. The temptation of all religions is to stay at the level of identification. Methods are helpful, but only as a means. Ritual has a place but form and meaning must be truly one. The gospel message is simple. Everything, including methods, which help purity of heart, can be used, but not idolized.

Part of the monastic “return” of Sr. Donald’s talk could be opening to other religions and cultures. Is it our Western scientific mind which leads us to call these things “methods”? Not necessarily. This was the attitude of the Eastern monks at Bangalore. These techniques have arisen from the structures of the psyche. Jean Houston’s studies offer various levels of psychedelic experiences:

1. Sensory—Franciscan
2. Recollective—Jesuit
3. Symbolic—Benedictine
4. Silent—Cistercian—Carmelite—Zen



Christianity is unthinkable without the fourth level-- silence gathering up all the creation. Christ came into a Jewish context, but there is no reason why that same experience of union with the Father can not be lived in another religion. Jesus was not a Christian. Perhaps Christianity must die as a seed.

The afternoon session was devoted to an explanation of the “centering prayer” so called from Merton ‘s conviction that we go to God through our deepest center. It grows out of the tradition of the Cloud of Unknowing. People come to the monastery asking for help in prayer. This is an answer.

Sit relaxed and comfortable in a chair with the back well supported. When Jesus said, “I will refresh you” he meant body as well as soul. Eyes gently closed. Three basic rules to the technique:

1. Move in faith to the reality that God is present within. When we go to our deepest self, we find not only God’s image, but our deepest self coming from God’s creative love. Come out of this prayer slowly through a moment of affective prayer.
2. Take up one simple prayer word which naturally effects a meaningful response in you -- e.g., Lord, God, Love, Life—and let it repeat itself within. The aim is not an ejaculatory prayer, but to abide in the Presence. The word is there only to help this.
3. Whenever we become aware of anything else, we simply let it go and return to our prayer word.


It is strongly urged that one take at least two short periods (20 minutes) for this prayer each day. The best time of day for this prayer seems to be early in the day and before eating in the evening. The centering prayer was seen as well founded, starting with the discursive and then naturally moving into contemplation, whereas many Eastern techniques perhaps start too high.

TM and Centering Prayer
TM uses a meaningless sound whereas centering prayer uses the most meaningful word. In TM there are very detailed instructions given, and initial progress is checked after three and ten days. Also, the mantra is picked very carefully as it gets more powerful at finer levels. TM is geared to intensify and purify the nervous system so that a dynamic samadhi may be maintained at all times. TM could be compared to Jnana Yoga in its approach, while the centering prayer could be compared to Bhakti Yoga in its more devotional aspect. An aspect of both approaches is the transcendence of the word used. We can use any faculty with which to transcend—a sort of divine psychotherapy allowing the opportunity to empty the unconscious of its needless “junk.” If the unconscious is unloaded too fast, one may become aware of things that he is not prepared to face. Since these two techniques enter essentially non-directed atmosphere, they are performed for relatively short periods of time. When these methods are motivated by personal ambition toward attainment, we often find a loss of prudence in their use and a jump into extremism that only turns back on oneself. These methods are fully effective only when guided by prudent men. The silence that is stressed is not important as an end in itself, but as a space in which one is freed from endless desires and preoccupations, entering a pure and natural space in which one may come to his true self. Each comes to this self-realization in his own time and rate. In this spirit St. Teresa has reminded us that our natural movement is into God, realizing that conditions and methodology are a means and not an end. (See Father Basil’s book: Daily We Touch Him)

In the evening the group addressed itself to considering the primary focus of the meeting: exploring ways to aid monasteries in opening to the heritage of the East. See the summation of the conclusions committee at the end of this report."
fin de la cita.
Todos los Grandes Misticos Cristianos en alguna forma han recomendado la meditación como ayuda en la vida diaria de oración, o han practicado alguno de ésos métodos. Espero les haya gustado, igual que a mi.

Monday, April 13, 2009

Feliz Pascua 2009

Saludos y muchas bendiciones a todos los hermanos que celebraron su Pascua este Domingo y tambien para nuestros hermanos Ortodoxsos que tambien estan ahora en la semana mayor. Les invito a leer este post tomado de una omilia de San Juan Crisostomo, y que enucuentren la felicidad y su causa! Revisen las omilias, mi favorita es la de si somos como ovejas..., y la de ayudar antes de adornar el templo! Hay los dejo para que lo lean.
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